He leeido este post y he pensado que quizás alguien de este grupo puede ayudarme a interpretarlo...
Originalmente publicado en:
http://lasindias.com/el-porque-de-todo-en-poco-mas-de-1000-palabras
La Naturaleza de la especie humana
Desde el origen de nuestra especie, los humanos nos agrupamos para satisfacer las necesidades de nuestra propia existencia, es decir, para producir todo aquello que hace nuestra supervivencia posible. Al agruparse en comunidad para producir, los humanos hacen que la esencia de su organización social sea
transformar la Naturaleza. Sin embargo en el curso del tiempo aparece un nuevo resultado que sobrepasa el objetivo inicial de la mera producción de herramientas y alimentos: el
conocimiento.
Aplicar el conocimiento permite a los humanos que su trabajo produzca cada vez más resultado. El conocimiento ganado al transformar colectivamente la Naturaleza, es decir al
trabajar, se materializará en nuevas herramientas y maneras de producir: eso que llamamos
tecnología. Siendo la producción un hecho social, colectivo, el desarrollo tecnológico impulsará también cambios en la organización del trabajo que en ciertos momentos pondrán en cuestión las relaciones de
poder entre los distintos grupos de cada
organización social.
Verdad científica y relatos sociales
El conflicto inherente obligará a entender y justificar las alternativas. Es decir, el
conocimiento de lo social aparece como un resultado del cambio impulsado por el conocimiento y la evolución de las formas de transformar de la Naturaleza a través de la tecnología. Pero mientras el conocimiento empírico sobre la Naturaleza que se materializa en la ciencia y la tecnología de cada época, expresa de forma objetiva el poder transformador de la especie en su conjunto, el conocimiento de lo social estará siempre mediado; pues en la discusión de lo social cada grupo de interés, cada grupo de poder, entenderá como verdade ros aquellos valores y relatos eficaces para transformar o conservar las relaciones que están en el origen de sus propios intereses e incertidumbres.
Del mismo modo, toda comunidad tiende a definirse y explicar el mundo, dentro de las condiciones generales en las que vive, según un
relato eficaz a sus objetivos. Por eso, lo que sirve para describir los orígenes de las grandes corrientes, relatos e ideas movilizadoras del cambio histórico no necesariamente explica el comportamiento el curso de una comunidad real en la Historia. Los hutteritas del siglo XVI pueden relatarse como un producto del gigantesco escenario de la política y los conflictos de clase en la Europa de entonces pero sus descendientes, las comunidades hutteritas actuales, no pueden explicarse sino como el resultado de la dinámica endógena de una serie de comunidades reales de descendientes de aquellos, reafirmándose hasta congelarse en un juego de creencias y tradiciones tremendamente eficaces frente al entorno a lo largo de más de casi quinientos años.
Fundamentos
Comunidades reales e individuos tendemos a definirnos por ideas que en realidad no son sino un conjunto de respuestas a preguntas que solo en parte hemos elegido hacer y que construimos a partir de los elementos que tuvimos a nuestra disposición. Tenemos límites en el conocimiento de nuestra época, en nuestro contexto histórico y en el lugar que ocupamos en la sociedad. Pero también tenemos
autonomía dentro de los límites del desarrollo general del conocimiento y de las relaciones sociales existentes en cada época.
Una ética de la autonomía, una ética que pueda pretenderse emancipadora para individuos y comunidades, ha de partir del conocimiento. Como vimos, el conocimiento es el resultado y la herramienta central de la experiencia humana, nuestro principal arma contra la incertidumbre, el punto de engarce entre especie y Naturaleza, entre tecnología y sociedad, entre cambio histórico y relaciones sociales. No se desarrolla en una especie de gran charla abierta y general, sino dentro de unos contextos determinados, bajo unas reglas y a partir de una determinada identidad entre los que toman parte en la conversación. Todo conoc imiento es, en mayor o menor medida, conocimiento comunitario. Por eso, la proyección de una ética del conocimiento no es una «política», una teoría del estado, sino una teoría de las comunidades humanas que explique a partir de ellas las sociedades en las que se insertan. Mirar el mundo social no solo como un terreno intercomunitario con muchas «verdades» sociales en juego y muchos tipos de verdad supone asumir el conflicto como algo inevitable, pero también entender que los marcos de ese conflicto podrán ser, las más de las veces, consensuados.
La abundancia como horizonte para comunidades y especie
No disponer de una «Política» en su sentido estricto no significa sin embargo que fundarse sobre una ética del conocimiento nos condene necesariamente a un relato sin horizonte.
Si transformar la Naturaleza es el verdadero «ser» original de la especie, al que está abocada por la necesidad de vencer la incertidumbre y la escasez; el desarrollo del conocimiento -que convierte el tiempo de la especie en tiempo histórico- es el único generador de sentido en el gran macrorelato de la experiencia humana. Evidentemente no se trata de un cuento lineal, siempre ascendente ni predeterminado a alcanzar ningún lugar específico. El conocimiento es un producto de la transformación de la Naturaleza y en buena medida es dependiente de él. Por eso los periodos, las sociedades o comunidades donde esa transformación se d etiene acaban «olvidando» conocimientos y tecnologías previamente conocidos y perdiendo habilidades y estructuras complejas hasta volver a economías de subsistencia; las sociedades que, como algunas tribus todavía hoy existentes, encuentran un frágil «estado estacionario» en el aislamiento o las comunidades como los Amish o los hutteritas que simplemente «eligen» no crecer no son más auténticas ni «humanas», sino todo lo contrario, las más deshumanizantes y alienantes, pues niegan y abortan lo central de la experiencia humana a base de un sistema social en el que la pasión por el conocimiento y la diversidad sufren un control necesariamente férreo.
El pensamiento fundado sobre una ética del conocimiento ha de proyectarse no solo en un saber de la comunidad, sino en una Socioeconomía orientada a la abundancia. Abundancia significa que el conocimiento se ha desarrollado hasta permitir a la especie transformar y producir hasta hacer posible la libertad de cada uno de sus miembros. Lo que constriñe la libertad de cada cual en todo orden social, lo que hace que la constricción algo necesario, es la necesidad de organizarse de acuerdo con la mejor tecnología posible para vencer la escasez. Una sociedad de excedentes escasos es una sociedad estratificada y vertebrada por el poder de los grupos que la gestionan. La abundancia como estadio histórico significaría por tanto el fin de la incertidumbre como m otor primario del conocimiento y el fin de los conflictos derivados de una estructura social determinada por la escasez.
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