jueves, 24 de agosto de 2017

Serveis Shockcials: Reflexiones desde dentro - VIDEO: La doctrina del shock



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Por Marea Pensionista    Publicado en: 3 Agosto, 2017
      En este contexto, la gran crisis financiera mundial de 2008, que en los países europeos se vehicula en una devastadora recesión económica, genera la "tormenta perfecta" para implementar esta teoría del shock, en forma de rescate a los bancos con dinero (incremento del gasto) público.
Marea Pensionista
"La teoría del Shock" es un libro de Naomi Klein (y un film homónimo) donde esta autora canadiense describe una estrategia que tiene sus raíces en los experimentos psiquiátricos vinculados con la Guerra fría y la tortura de soldados para proporcionar información. Posteriormente se lleva a cabo la traslación planificada de esta doctrina a las sociedades (países) por parte del economista neoliberal Milton Friedman y sus "Chicago Boys", la cual se basa en provocar/ aprovechar el shock, la conmoción y confusión que genera en la población un desastre natural y/o contingencia social para implantar medidas de libre mercado que de otra forma generarían resistencias y conflictos con la población.
En este contexto, la gran crisis financiera mundial de 2008,  que en los países europeos se vehicula en una devastadora recesión económica, genera la "tormenta perfecta" para implementar esta teoría del shock, en forma de rescate a los bancos con dinero (incremento del gasto) público, implantación de políticas de austeridad europeas y los consecuentes recortes en gasto social que priorizaban la deuda pública e intereses usureros (prima de riesgo), con nuestros políticos llevándose por delante la cobertura de las necesidades básicas de la población reconocidas jurídicamente en la divinizada por ellos mismos Constitución Española(art.135)de 1978.
Hasta aquí todo harto conocido.  Sin embargo hay una historia sin relato, que es cómo esta doctrina del shock se materializa y experimenta desde la óptica de los servicios sociales, como ha golpeado a las comunidades, familias y personas más vulnerables.Los efectos destructores de los vaivenes de la macroeconomía y su impacto en las instituciones encargadas de atender a estos colectivos desfavorecidos y cómo las instituciones encargadas se han valido de la conmoción y la confusión para implementarlas e instaurarlas durante años(!?).

La crisis en el estado español estuvo marcada en sus inicios por la política keynesiana pactada con UGT y CCOO. El dinero público afloraba en forma de subsidios, obras públicas y planes de ocupación (Plan E), los cuales evidentemente conseguían a duras penas contener el derrumbe de la "burbuja inmobiliaria" y el aumento del desempleo que desangraba una economía absolutamente dependiente de este sector.  En abril de 2010 los representantes de la oligarquía mundial (visualizables en "la Troika") decidieron que esta política española de déficit se había terminado y era hora de empezar a "laminar" el sistema de protección social del país, atacando su línea de flotación financiera (encareciendo los intereses de la deuda hasta el punto en que las dificultades para acceder a la financiación en los mercados privados de capitales fuesen insostenibles). A la ola de esta rendición incondicional se apuntó CiU como alumno aventajado; abierta la veda ante una ciudadanía conmocionada, que aceptaba el discurso con resignación, los pioneros de "les retallades" y vanguardia de la austeridad neoliberal a nivel autonómico, preceden la llegada triunfal del PP al poder en 2012, con todos los argumentos a favor para implantar las medidas draconianas que se llevaban planificando durante décadas en el Club Bilderberg y el Foro de Davos.

Pensiones congeladas, reducción de sueldos y eliminación de pagas a los funcionarios, sablazo a las pensiones, recortes brutales en sanidad, educación, contrareformas laborales ;I+D…Esto no era más que la antesala de las consecuencias apocalípticas que iban a padecer los más desprotegidos. Porque los servicios sociales no iban a ser menos en el objetivo de "adelgazamiento" que el resto de ámbitos del estado(supuestamente protector), ya que los únicos gastos sociales que realmente se comprometieron a mantener fueron los subsidios de desempleo, que a la vez, se reducían día a día.

Dentro de los servicios sociales acudíamos a este aquelarre político, absortos en la orgía de recortes y destrucciones  de derechos.  Paralizados y confusos, empezamos a asumir de forma "natural" que, si el resto de administraciones estaban "secas", nuestras fuentes no tardarían mucho en deshidratarse.

Y así fue como comenzó. Los recortes cacareados por CiU en otros ámbitos se hicieron realidad un "agosto negro" de 2011, cuando, sin previo aviso, miles de beneficiarios de la RMI (más popularmente PIRMI) se quedaron arbitrariamente sin ingresos. Así, mediante una carta y con la cobardía como bandera, no dudaron en utilizar la mentira y el engaño, culpando de la situación a la negligencia o ligereza laboral de los trabajadores municipales, encargados de los seguimientos de los casos, por (supuestamente) no haber informado de su situación. La realidad es que fue una ofensiva "guerra relámpago", al más puro estilo Hitleriano (Goebbels), de golpear cuando menos lo esperas (agosto, un mes que todo el mundo define como inhábil) de forma que no haya posibilidad de reacción. Durante el mes siguiente, conocimos que se había contratado una empresa externa ( una ETT) en la que ni siquiera había técnicos contratados, sino que eran empleados administrativos externos quienes comunicaban las resoluciones, atendían las quejas y daban las explicaciones demandadas por los beneficiarios perjudicados, de forma que los propios técnicos instructores de los expedientes de la Generalitat, en contadas ocasiones los atendían directamente. Después de unos meses sin ingresos, los beneficiarios ya habían "catado" la doctrina del shock: todavía conmocionados por el golpe aún trataban de entender qué les había pasado.

La administración catalana asestaba un golpe brutal  a los colectivos más vulnerables, a los cuales  dejaron abandonados (en algunos casos durante años) sin ingresos y con el único apoyo de unos servicios sociales pauperizados, gravemente afectados por el decrecimiento del presupuesto. Sin ayudas y con los servicios complementarios paralizados (Ej.: Servei d'Ajuda a domicili -SAD-), en muchísimos casos con el único soporte de las entidades del Tercer Sector (desbordadas, como los propios SS). Los profesionales de servicios sociales atendían una población desesperada a la que no había prácticamente nada que ofrecer al margen de alimentos básicos (aceite, arroz, pasta, leche –escasa- y legumbres) y cobertura de mínimos (alimentos e higiene) para niños hasta tres años. Podrán decir ustedes que menos da una piedra, pero si bien en ningún caso podemos hablar de hambruna, lo cierto es que la calidad de la  nutrición de la población española atendida  descendió hasta niveles desconocidos desde la Posguerra.

Además de los recortes en educación y sanidad,  junto a la supresión de gasto social en otros ámbitos evidenciaban su incidéncia en el aumento de la desigualdad y la pobreza, por ejemplo, en las actividades deportivas y de tiempo libre de los niños y adolescentes. Unos años antes, durante la "década inmobiliaria" los clubes de barrio no daban abasto para despachar matrículas de futuros futbolistas en sus escuelas. Cuatro años después, los servicios sociales dábamos cuenta del problema de la ausencia de extraescolares y actividades de tiempo libre. Este hecho, que puede parecer menor en pueblos o ciudades de provincias, es un auténtico drama en una gran ciudad y su extrarradio, ya que implica un mayor riesgo social para los menores que pasen demasiado tiempo en la calle; así es el mundo urbano de la posmodernidad, unos todo el tiempo en casa, otros todo el día en la calle. Esto no pasaba con los hijos de la EGB, más bregados en el deambular urbano.

En julio de 2012 el Gobierno anuncia la subida del IVA, con lo que los gastos de suministros (agua, luz y gas) de la ciudadanía se hacen todavía más insoportables que meses antes; si bien históricamente es uno de los gastos objeto de ayuda social tradicional, los recortes y la falta de líquido en caja de los ayuntamientos comienzan a convertir este grave problema en una epidemia, ya que los casos se van reproduciendo y las deudas aumentando de forma alarmante. Todo esto desembocará en el abordaje del problema reformulando el mismo como "pobreza energética", que no era otra cosa que focalizar y señalar a  las compañías suministradoras, convirtiéndose de paso en las que más se han lucrado con el devenir de la crisis, exprimiendo la desesperación de las familias, sin olvidar la pretensión perversa de los neoliberales de pasar la factura energética a los estados(es decir a los presupuestos públicos).

Por otra parte, los problemas de la vivienda, cuestión permanente y continua en la historia de los servicios sociales, se había ido agravando conforme se hinchaba la burbuja en los precios de la vivienda, durante la década 2000-2008. En 2011 el problema se configuraba interconectando los impagos hipotecarios y de renta de alquileres, ya que después de la aprobación en 2010 por parte del PSOE de la ley de "desalojos exprés", implicaba que tras dos meses de impago se podían iniciar los trámites para el desalojo(deshaucio). Aunque ya habían empezado a producirse desde 2008, durante 2012 alcanzarán una dimensión masiva,  ya que, aunque el parque de alquiler había experimentado una cierta reducción de precios, el desempleo masivo implicaba que la población con ingresos muy reducidos (menos de 426 €)  y/ o ausencia de los mismos seguía aumentando alarmantemente y los riesgos derivados del impago habitualmente podían terminar dramáticamente.

Durante este tiempo, los servicios sociales ofrecían a este respecto un apoyo paupérrimo, el pago a posteriori de los gastos de entrada de un alquiler (normalmente, esta gestión finalizaba requiriendo un adelanto del dinero a cuenta de un préstamo informal de un familiar o amigo del usuario, dadas las dificultades para hacer efectivos los cobros de las ayudas tramitadas). La intervención efectiva de los servicios sociales en este ámbito era habitualmente el apoyo a la persona/ familia para intentar el alojamiento en familia extensa (padres, tíos, primos o amigos) temporalmente, mientras se tramitaba una ayuda urgente que tardaba 3 meses, para poder ofertar una habitación. Acompañamiento capeando el temporal (la desesperación de no tener dónde ir) hasta que pasara la tormenta (¿cuándo saldría el sol?).

En esta situación el número de afectados agrupados en la PAH crecía irremisiblemente. La Plataforma entonces recibía en su seno a los afectados y en ocasiones ofrecía, en función de la disponibilidad en los bloques abandonados de "grandes tenedores de vivienda", un techo a las familias en situaciones desesperadas y a su colectivo una estrategia para resistir, rebelarse contra una situación insostenible y contraatacar para exigir soluciones.
Estas acciones legítimas por parte de la PAH y la falta de voluntad política para abordar el problema (porque la vivienda es el principal negocio del país, ¡¡ese es el problema!!) inspiraron a toda clase de desesperados a ocupar viviendas, ya que si los bancos habían asaltado las arcas públicas, en su ansia de lucro y beneficio en el sector inmobiliario,  ¿por qué no iban a hacerlo ellos?¿Dónde iban a vivir si no?

El auge de ocupaciones (legítimas e ilegítimas) iban ascendiendo conforme el desinterés y la inacción gubernamental era más palpable, hasta convertir algunas promociones paralizadas en auténticos asentamientos, bolsas de pobreza irregulares donde las mafias locales abren mercados negociando con esos restos inmobiliarios inertes, a mayor gloria de los políticos corruptos que tasaban el mismo suelo, promotores inmobiliarios que lo construyen con márgenes brutales de beneficio y banqueros que recogían sus comisiones. Esta cuestión también, actualmente continúa sin resolución oficial. De todas formas, la toma de conciencia pública sobre la cuestión de las viviendas y los continuos escándalos de corrupción político-financiera, donde la connivencia público-privada quedaba al descubierto, se iría desvelando sobre todo durante el período 2013-2017.

En Catalunya, el creciente descontento y frustración derivado de la crisis económica, se fusionará con la indignación por el rechazo de una parte de la sociedad española, auspiciado por la política ultracentralista, sobre todo del Partido Popular, que además instrumentalizaba políticamente el boicot a todas las propuestas provenientes de Catalunya (recorte del Estatut de 2010 y del pacto fiscal del 2012, recurso del PP a la ley de pobreza energética aprobada al Parlament), y cristalizará en las multitudinarias movilizaciones independentistas de 2012(y sucesivas) y que posteriormente consolidadará un amplio movimiento ciudadano a favor de la independencia.

Pueden imaginar que todo esto, en las tripas de los servicios sociales, no estaba ocurriendo en un marco de total serenidad. Los servicios desbordados requerían de las autoridades administrativo-gestoras soluciones para hacer viable una primera atención a las personas dentro de unos límites temporales aceptables, sobre todo para que no surgiera un gran escándalo en los medios de comunicación. Así,  con los ayuntamientos sometidos y su acceso a crédito/ recursos encadenado a la ley de presupuestos del ministro Montoro, únicamente se abordó, con lo puesto, la cuestión de la demanda desbocada y cómo eliminar la insoportable lista de espera que lastraba la atención primaria. Para todo lo demás, el profesional como único recurso… y el banco de alimentos. En general, eso eran todos los recursos.

Toda esta  problemática descrita, aunque se había extendido paulatinamente desde 2008, estaba siendo soportada en algunos casos por subsidios y ayudas , las cuales prácticamente desaparecieron durante 2012. Así, aunque habían pasado cuatro años desde el inicio de la crisis, la gente que padecía estas situaciones recurría todavía al endeudamiento temporal, en un vano intento de sobrevivir sin la obligada catarsis producida por el cataclismo económico que había cambiado su vida.
De esta manera, muchas personas atendidas en primera acogida llegaban en un estado inicial de shock que, paulatinamente, según pasaba el tiempo y no había recursos, ni servicios para atender o atenuar las situaciones, se iba transformando en dolor, ira contenida y rencor ante el silencio de las instancias oficiales y la ausencia de autoridades que afrontasen los problemas o diesen explicaciones, con la única compañía de la profunda soledad en la que sufrían, haciendo sentir a los afectados una sensación de abandono, repletos de impotencia,  frustración y rabia sin responsables ante quien volcarla.

En estas circunstancias, la única institución que daba la cara, los servicios sociales, sus trabajadoras y educadoras sociales, eran quienes, tras escuchar atentamente el relato de una vida destruida y con un pronóstico francamente desalentador, mirándole a los ojos, pronunciaban lentamente las palabras "… no podemos ayudarle". Tres palabras que encendían el combustible de la indignación y hacía explotar la rabia contenida, en un grito de agonía que expulsaba violencia salvaje a borbotones desde el más profundo desgarro del alma humana,  enardecida por el desprecio de un sistema que los abandonaba a su suerte,  acompañado con el sonido de un mero "lo siento". Las agresiones a profesionales empezaron a aumentar progresiva y alarmantemente.

Enfrascados dentro del proceso de corrosión de la sociedad, también los profesionales, tal camilleros y médicos en un campo de batalla sangriento, comenzaron a sentir los efectos del shock, de forma que, inconscientemente, asimilaban una situación inadmisible para muchos, pocos años antes, ahora empezaba a ser espantosamente normal. El sentimiento de injusticia se diluía en la magnitud del desastre social cotidiano, generando enorme padecimiento psicoemocional y un profundo impacto psicosomático en la salud, una alteración violenta de la conciencia, no brusca, sino continua, que erosionaba lentamente la resiliencia de los profesionales.

Ante la trascendencia del trauma, la receta institucional fue una dosis quincenal de psicoterapia grupal: ya se sabe que la mejor forma de sobrellevar la injusticia es aceptar que el mundo es así, que ya somos mayorcitos…Y así, en pleno estado de shock, aceptamos, a pesar de nuestras resistencias, que nuestra función básica era CONTENER, paliar más que curar, sostener situaciones en el tiempo de forma que se puedan individualizar las problemáticas y de esta forma contemporizar las explosiones que pudieran conducir a la rebelión social.

A finales de 2012 el movimiento ciudadano de protesta 15M estaba en plena metamorfosis, consolidándose a través de su diversificación dentro de diferentes sectores de la sociedad. En los servicios públicos, eclosionó con éxito en las denominadas Mareas, sobre todo en educación (Marea Groga), sanidad (Marea Blanca) y Jubilados(iaioflautes i Marea Pensionista) . Los servicios sociales participaron en el movimiento como la Marea Naranja, si bien el nivel de participación e implicación del colectivo fue mínimo, teniendo en cuenta tanto su alto conocimiento objetivo de la reducción al mínimo del estado de bienestar, como la experiencia subjetiva de primera mano sobre cómo se estaba llevando a cabo el proceso denominado en estos años "austericidio".  El proceso de shock antes descrito nos afectó justo en el momento en el cual otros colectivos reaccionaban, despertaban del letargo en el que habían estado sumidos tras el trauma posterior a la agresión y apostaban por manifestarse juntos contra lo que serviles cómplices mediáticos mostraban como inevitable.

Sin embargo, más que herido, el sector de serveis socials se encontraba aún conmocionado ante el aumento imparable de las problemáticas descritas y desbordado por la falta de medios para atenderlas. Nuestro colectivo, aturdido y confuso, permaneció paralizado, pasivo, sin capacidad de reacción, atenazado, sin siquiera energía para gritar: "¡¡cabrones…mirad lo que habéis hecho…!!). Como fiel reflejo de muchas personas con las cuales trabajamos, optamos por instalarnos en el "victimismo" circunscrito al grupo de compañeros, la agonía sorda y muda, la desconexión y el silencio durante el descanso laboral en familia o amigos, aunque esto luego repercuta en largas noches de insomnio  o altas dosis de angustia acumuladas e interiorizadas, que luego se convierten en lastres vitales para tod@s nosotr@s.

Mientras tanto, las circunstancias iban cambiando según los nuevos actores sociales iban entrando en la arena política.
El año 2013 fue protagonizado por la PAH, que se había ido fortaleciendo con los 400.000 desahucios que se habían ido produciendo en España entre 2007 y 2012. Este hecho, la presión mediática de la PAH  y una serie de suicidios relacionados con los desahucios,  obligan a la reforma de la ley hipotecaria por parte  del CGPJ. Algunas acciones con las que la PAH moviliza para luchar por el derecho a una vivienda digna son la campaña: STOP desahucios (con la que consiguen detener y aplazar innumerables)  y la ILP a favor de la dación en pago. Esta última se presenta a trámite en febrero de 2013, avalada por casi millón y medio de firmas, es rechazada, sobre todo con los votos de la mayoría absoluta del PP (mano ejecutora de sus cómplices, el poder financiero). La PAH no se rinde y traslada el conflicto a la calle, escenifica el rechazo contra los diputados con los "escraches" y hace montar en cólera sobre todo a la  ultraderecha mediática (tan invasiva,oi?), poco habituada a este tipo de acciones directas, muy molestas para sus instrumentalizados políticos, y encabeza una exitosa campaña para desprestigiar estas acciones.

Pero la gran lección que nos daba la PAH es que realizando un diagnóstico participativo y  claro, mediante asesoramientos colectivos que todos podían entender, otorgándoles a sus miembros una idea en la que creer y organizados en torno a una estrategia a seguir(empoderamiento se llama), se podían construir las armas simbólicas con las que luchar: si la vivienda era un problema y había 60.000 millones de €, de dinero público invertido en la inmobiliaria, ¿cómo podíamos dejar familias y personas sin techo?

Las consecuencias para los servicios sociales fueron, un cierto alivio temporal en los casos de desahucio (la moratoria de dos años), si bien,  tal y como denunciaba en su día la PAH "no supondrá ninguna mejora sobre la situación actual e incluso la empeora" ya que las condiciones de la moratoria "excluyen a la mayoría de la gente afectada. Con el tiempo, las negociaciones con los bancos en temas hipotecarios se han desarrollado en función del caso y los intereses de la entidad financiera, básicamente la ley no ha cambiado la situación de desamparo de las personas que sufren estas situaciones.

En 2014 surge un nuevo actor social. Aunque muchos habían dado el 15M por muerto, lo cierto es que su estado de hibernación estaba dando lugar a diferentes manifestaciones de activismo. En este caso, Podemos, una nueva formación política que se presenta como crisol de los movimientos presentes en el 15M y cuyo líder, un tal Pablo Iglesias, había paseado este legado como tertuliano en el "TDT Party", donde los mamporreros de Intereconomía se burlaban de su estética y su ideología. En las elecciones europeas de 2014,  Podemos consigue en su debut 5 escaños. Ya no se escuchaban las carcajadas contra el perro flauta y se le convertía en un peligro para el sistema. .

A pesar de los muchos errores achacables, un indudable acierto del nuevo partido fue su alianza "sin ambages" con aquellos movimientos que estaban luchando contra los recortes, la corrupción y la política neoliberal austericida del PP, sobre todo entre los movimientos sociales. Podemos hizo el papel de "pegamento" necesario para la construcción de las  plataformas políticas ("confluencias", "Mareas", "En comú",  Guanyem", "Ahora"…) que trataban de aglutinar, en cada territorio a su manera y con su propio apelativo, la lucha contra el sistema político hegemónico y corrupto (el bipartidismo PSOE/ PP, definido como "la casta" y contrapuesto a "la gente") con todo lo que significaba su poder, enfrentando la auténtica democracia . Podemos se convirtió en un revulsivo político, instó al salto a la política de muchos activistas de estos movimientos, con un discurso de cambio regenerador, e inicialmente asumió un papel de facilitador, de predisponer la izquierda, siempre fragmentada, para unirse contra quienes querían continuar con las mismas políticas que habían llevado a esta situación insostenible.

En estas condiciones se presentan a las elecciones autonómicas y municipales de 2015 con notable éxito: se hacen con los Ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Badalona y A Coruña(entre otras ciudades y pueblos) y en varias comunidades autónomas consiguen ser una una fuerza política clave. A pesar de no haber conseguido sus objetivos respecto a las elecciones generales, la irrupción de Podemos ha cambiado la correlación de fuerzas políticas del estado español desde la transición, y su papel e influencia en el futuro es una incógnita. Aún así, es importante recordar, para concienciarnos de la importancia de estos acontecimientos, que muchos de los actuales políticos en funciones de estas nuevas fuerzas han estado vinculados a la Marea Blanca, Verde u otras organizaciones como ATTAC, Moviment per la Pau, etc.

En Catalunya, el movimiento independentista continuaba creciendo con fuerza, en un feroz enfrentamiento con el estado central por la celebración de una consulta sobre la independencia. Si bien esta ha sido la cuestión fundamental donde han ido dirigidos los esfuerzos de los gobiernos de la Generalitat, durante el período 2012-2017, legislativamente también hubo diferentes decretos dirigidos a reforzar los derechos ciudadanos en materia de desahucios y también sobre la pobreza energética (en línea con los propuestos por los nuevos movimientos ciudadanos), los cuales fueron derogados por el poder judicial, aunque fácilmente podemos intuir detrás la larga mano del gobierno central.

Después de todos estos acontecimientos, en el año 2017, la dinámica cotidiana de los servicios sociales básicamente no ha cambiado. La pobreza energética irrumpió en 2014-2015 como medida estrella auspiciada por esta autodenominada nueva política, pero los desahucios se siguen trabajando bajo los mismos protocolos, y en unas condiciones de precariedad muy similar, lo que evidentemente convierte estos retos en una asignatura pendiente para los Ayuntamientos autodenominados "gobiernos del cambio".

Mientras tanto, el Partido Popular ha conseguido llevar a cabo un modelo de país, la "marca España", dentro del papel de destino turístico que nos teníamos adjudicado por la Europa del Capital: un paraíso turístico "low cost" dentro de Europa, el "bueno, bonito, barato (y seguro)"; una sociedad compuesta por empleados del sector de la hostelería (con sus propios vaivenes y precariedades tradicionales: Kellys) y la construcción como base económica del PIB nacional. Aunque nuestros muy neoliberales líderes se pasean por Europa y sus mass media"pavoneándose" de los resultados macroeconómicos y la reducción del desempleo ( 17%, aún elevadísimo), el triunfalismo sobre los beneficios del mercado libre auspiciado por la reforma laboral es propio de un sentido del humor macabro, y con un altísimo precio social.

El precio del "spanish dream" para la inmensa mayoría de los trabajador@s (sobre todo jóvenes) es la precariedad laboral crónica y ,en los lugares de mayor desarrollo económico ligados al turismo, el alza sin fin de los precios de alquiler (¿será la antesala de una nueva burbuja, en cuanto a los banqueros se les pase el susto y los supervisores aflojen sus estándares?), hecho que pone en riesgo el sistema de pensiones (vista la ridícula cotización actual de la mayoría de los contratos y mientras sólo se sostenga en las cotizaciones de las trabajadoras). Sin olvidar cuestiones importantes de la economía global, como la tecnologización constante del sector industrial , de transportes y logístico-administrativo. Lo que nos lleva directamente a dos preguntas encadenadas: ¿cuánta gente realmente necesitará en el futuro la economía? ¿De qué contingente de población se va a prescindir?.

Todo lo dicho, parece que los servicios sociales habrán de continuar atendiendo mucho público, ya que en función de la tendencia inaugurada durante 2014-2015 de los empleos precarios y salarios miserables, muchos nunca pasarán de trabajadores pobres que complementarán ingresos con la (recientemente creada en Catalunya) Renda Garantida de Ciutadania y que (posiblemente) continuarán sin poder pagar los elevadísimos alquileres.

Sin embargo, en los servicios sociales algo parece haber cambiado. Durante el 2016-2017 los trabajadores de los servicios sociales parecen haber despertado del estado de shock y ya no estamos conmocionados: estamos hartos de ejercer la función de contención, de la psicoterapia aislacionista, de la fría crueldad con la que excluye el libre mercado y del silencio cómplice en la inacción/incapacidad/ ineptitud/colaboracionismo de los gobiernos. Agotados de regodearnos en el victimismo.

Ahora denunciamos qué ha pasado estos años y cómo ha ocurrido todo. Reivindicamos nuestra profesión como una actividad humanístico-técnica que requiere de unas herramientas (la necesidad de una cartera de recursos digna: ayudas ágiles y eficientes, aplicaciones y herramientas informáticas equipadas para trabajar en la actualidad, creación de servicios reales (sin listas de espera de 10 años, ni engañifas que sólo generan expectativas vanas), para una adecuada prestación de servicios y que las condiciones en las que se ofrezcan sean dignificadoras tanto de la profesión como de las personas que acuden al servicio.
Todo esto enmarcado en un nuevo modelo de atención que realmente proyecte los servicios sociales como instrumento de cambio social, donde el trabajo social y la educación social de la ciudadanía sean una metodología para lograr la igualdad de oportunidades y la justicia social. Esto, aunque muchos crean sustituible por TV de pago,, búsquedas de Google, chats por Internet, etc. es todavía muy necesario si aún se desea luchar contra la desigualdad y la exclusión social, que son, si no conseguimos cambiarlo, tendencias de la sociedad del presente y del futuro.

Los servicios sociales nos hemos hecho, en palabras de Naomi Klein, "resistentes al shock". En su documental relata cómo el presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt, durante los años 30, en plena campaña electoral atendía la visita de algún grupo progresista, recogía sus ideas diciéndoles: "ahora salid, y obligadme a hacerlo". Y en eso estamos, Srs. Roosevelt.


Editado por IAC-CATAC







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