Anuncian la cuarta detección de ondas gravitacionales y la primera con triangulación.
Los que ayer atendimos on line a la rueda prenda que dieron los responsables de Ligo-Virgo esperábamos más, pero esta pequeña decepción, por lo sosa y por no contar lo esperado, no desmerece el logro conseguido.
Como ya saben los lectores de NeoFronteras, desde este verano se comentaba que era posible que la colaboración Ligo-Virgo hubiera detectado la emisión de ondas gravitacionales (OG) procedentes de la colisión y posterior fusión de dos estrellas de neutrones. Además, según decía el rumor, se habrían encontrado las contrapartidas en diversas regiones del espectro electromagnético, pues se había apuntado con diversos telescopios a la supuesta zona de procedencia de dichas OG.
Esto hubiera significado el comienzo de la astronomía multimensajero y una revolución en Astrofísica. Algunos esperábamos que esto fuera confirmado ayer, pero no fue así.
Sin embargo, el anuncio fue interesante porque, por primera vez, los tres interferómetros consiguieron detectar OG procedentes de la fusión de dos agujeros negros. Esto ha permitido triangular por primera vez y delimitar la zona del cielo en donde se produjo el evento con gran precisión. Es, justamente, la zona verde del mapa del cielo de la figura de cabecera. Se trata de una zona diez veces más pequeña (60 grados cuadrados) que la que se podía obtener antes sólo con Ligo.
Se trata de la cuarta detección de OG y se produjo el pasado 14 de agosto, así que el evento ha sido denominado GW170814. La emisión se originó por la fusión de dos agujeros negros de 30,5 y 25,3 masas solares. Como resultando se generó un agujero negro de 53,2 masas solares y una emisión de ondas gravitacionales con una energía equivalente a 2,6 masas solares. Sí, más de dos veces y media la masa del Sol convertida en pura energía, en vibraciones del propio espacio. El hecho se produjo a 1800 millones de años luz de distancia a nosotros, por lo que se dio hace unos 1800 años (salvando correcciones por la expansión del Universo). El ser humano se enteró el pasado agosto.
La detección fue toda una sorpresa para el equipo de Virgo, pues esta se dio sólo a las dos semanas de empezar a funcionar este interferómetro desde su última actualización. Virgo comenzó a funcionar en 2003 como una colaboración europea que se unió a la Ligo norteamericana. Ha sufrido distintas actualizaciones desde entonces y esta es su primera detección de OG.
Como en este último caso se trata de dos agujeros negros, no se produjo una contrapartida electromagnética. Básicamente, estos pierden el disco de acreción mucho antes de la colisión, que sería los únicos que podría producir este tipo de emisión electromagnética. Si hubieran sido dos estrellas de neutrones sí se hubiera producido ese tipo de emisión también.
Ahora, con los tres interferómetros funcionando a la vez, se puede triangular y apuntar con los telescopios terrestes y espaciales a un "punto" del cielo en concreto en busca de contrapartidas. Por tanto, es de esperar que tarde o temprano se consigan ver. En este caso, al parecer sí se intentó ver esa contrapartida, pero al ser un evento de agujeros negros nada de eso fue observado.
Sin embargo, se obtuvieron datos interesantes sólo con la señal de OG. En este caso los ejes de giro de los agujeros negros tampoco estaban alineados, algo que no se esperaba antes de que Ligo empezara a funcionar y que parece que ser habitual en la Naturaleza a la vista de los resultados. Ya empezamos a tener una estadística
Además, la detección ha permitido demostrar la polarización de las OG. Encima, esta polarización es justamente la predicha por la Relatividad General, así que Einstein vuelve a tener razón. Algo concebido a partir de las excitaciones de las neuronas de un señor hace cien años ha sido, otra vez, confirmado.
Ahora mismo los tres interferómetros están en fase de actualización, por lo que no registran este tipo de eventos. Planean que vuelvan a funcionar en otoño de 2018. A partir de entonces se espera poder hacer este tipo de detecciones cada semana.
Esta vez no ha podido ser, pero es muy probable que dentro de un año, si la raza humana todavía no se ha autoaniquilado, sí veamos el fuego de la creación en la fusión de estrellas de neutrones, la génesis de los elementos más pesados, el estallido de rayos gamma como el grito de agonía de la muerte definitiva de dos estrellas después de un largo periplo. Quizás podamos entonces atisbar la estructura de esos increíbles objetos o entrever los secretos de la gravedad cuántica.
Será un paso más en la entrega al siguiente de la antorcha del conocimiento que ilumina la verdadera senda que nos saca de esta cueva oscura en la que estamos encerrados. Einstein no está aquí para ver cómo se detectan sus ondas. Nosotros no estaremos cuando se descubran cosas que ahora no podemos ni imaginar. Pero seguimos luchando por conocer más y por sentir lo que conocemos.
Ligo-Virgo es la prueba de lo que el ser humano es capaz de conseguir si colabora, si distintos países y gentes unen su esfuerzo e intelecto para ir más allá, adonde no ha llegado ninguno antes. No ha sido fácil, han sido décadas de trabajo e inversión cuando pocos creían en ello. Estos hombres, como los que persiguieron la realización de la misión Kepler durante años y muchos otros que me dejo en el tintero, han luchado para hacer del ser humano algo mejor. Han encontrado grandeza y dignidad en un mundo cada vez más lleno de mezquindades, ignorancia y egoísmos. Quizás nos ayuden a sobrevivir a nosotros mismos, aunque sólo sea por conseguir que mejoremos nuestra capacidad de soñar despiertos.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Mapa: Colaboración Ligo-Virgo.