Fronteriza con Afganistán, la Provincia de Alto Badajshán es una zona rural montañosa y remota situada en la cordillera de Pamir al este de Tayikistán, donde las temperaturas invernales pueden descender a los -30°C. Para la comunidad local que vive en este entorno implacable, la vida se volvió aún más difícil después del colapso de la Unión Soviética en 1991, cuando se cortó gran parte del suministro eléctrico de la región debido a la destrucción de la infraestructura de transmisión durante los cinco largos años de guerra civil, y la retirada de subsidios de combustible para generadores.
Como tal, los lugareños han vivido sin acceso a electricidad confiable y asequible desde principios de los 90. La falta de electricidad para la calefacción tuvo un gran impacto social; escuelas, centros de salud y negocios cerraron, viéndose obligada la población a depender del peligroso queroseno, carbón, estiércol y leña para encender, calentar y cocinar en sus hogares. Estos combustibles también han tenido un alto coste ambiental, con alrededor del 70% de los bosques de la región destruidos en la década posterior a la guerra.
En 2002, el Gobierno de Tayikistán decidió volver a electrificar la región, pero sabía que no podía abordar solo este problema.
Asociación público-privada
Para abordar el problema nació Pamir Energy. La primera asociación público-privada en Tayikistán se formó con la unión del Fondo Aga Khan para el Desarrollo Económico (AKFED) y la Corporación Financiera Internacional.
La nueva empresa tiene por objeto cumplir con el objetivo gubernamental de reactivar la región recuperando 11 plantas hidroeléctricas abandonadas y modernizar los 4.300 km de antiguas instalaciones de transmisión y distribución. En la actualidad, la compañía tiene el potencial de ofrecer energía limpia, asequible y sostenible al 96% de la población en esta remota región, prestando servicio a un total de 254.000 personas, incluida áreas de la vecina Afganistán.
Esta colaboración entre el gobierno y el sector privado ha sido un verdadero desafío, según el Director General de Pamir Energy, Daler Jumaev, quien afirma que la empresa confió en la visión y capacidad local para llevar electricidad a toda la zona. "Estamos trabajando en climas muy duros, en áreas remotas donde hay problemas con el transporte y la logística, así como diferentes tipos de peligros naturales y muy bajos factores de desarrollo humano, especialmente en Afganistán", explica Jumaev.
A través del proyecto Pamir Energy, el gobierno de Tayikistán entregó de manera efectiva la infraestructura local a la empresa, que a su vez atrajo inversión privada directa. La inversión inicial para el proyecto fue de 26 millones de dólares, pero hoy es de 53 millones, dice Jumaev, quien también es ingeniero eléctrico y anteriormente fue consultor antes de dirigir Pamir Energy durante los últimos diez años.
"Entendemos que somos un poco diferentes de las empresas normales del sector privado, nuestros accionistas son aficionados al desarrollo económico en áreas muy desafiantes", afirma. "Traemos la disciplina financiera del sector comercial, pero tenemos una mentalidad muy social por lo que, independientemente de los ingresos que generemos, lo reinvertimos en activos que envejecen".
Reconstruyendo antiguos activos de energía
La red eléctrica original de la región se construyó en las décadas de 1960 y 1970, de modo que cuando Pamir Energy se hizo cargo de las 1.100 centrales hidroeléctricas y 4.000 redes, la infraestructura se encontraba en un estado crítico. La empresa tuvo que rehabilitarlas en algunas zonas y construir centrales eléctricas o líneas de transmisión y distribución completamente nuevas en otros lugares.
El sistema de producción de energía la componen plantas hidroeléctricas ubicadas en ríos que no requieren de una represa. El agua se desvía desde el río a través de un canal para crear la elevación requerida. Posteriormente, el agua se mantiene en una cámara de carga antes de fluir por una tubería hasta la central eléctrica, donde gira una turbina que genera la energía. El agua que sale de la central eléctrica fluye de regreso al río principal. La electricidad se distribuye a lo largo de líneas de transmisión y distribución de baja pérdida.
Diez de las 11 plantas están vinculadas entre sí, mientras que dos están conectadas a mini-redes. Hoy, la capacidad de la red es de 42 MW, con la compañía trabajando para agregar un extra de 11 MW mientras planifica una extensión final del proyecto que proveería de otros 100 MW.
Después de 25 años, la compañía, que también recibió préstamos de financiación del Banco Mundial, devolverá la infraestructura energética al gobierno. Hasta ahora, ha rehabilitado un tercio de la red y en los próximos diez años planea rehabilitar el resto: "Así que cuando la devolvamos no quedará disfuncional de inmediato, sino que podrá prestar servicio por otros diez o 20 años", dice Jumaev.
Creando tarifas asequibles
Es importante que la energía sea asequible para los clientes, pero también que se venda en un nivel en el que la compañía pueda cumplir con sus costes operativos y financieros.
Pamir ofrece dos tarifas: una para entidades comerciales y gubernamentales y otra, más barata, para clientes nacionales. Con objeto de garantizar que todos puedan pagar los niveles básicos de energía, el gobierno creó un Sistema de Atención al Cliente (CSS), que proporciona tarifas muy reducidas durante los críticos meses de invierno, con descuentos de hasta un 68% para aquellos que consumen cantidades relativamente pequeñas.
Este apoyo asegura que los consumidores no vuelvan a utilizar desechos de animales, carbón y madera, y aún tengan sobrantes de efectivo para asumir la compra de alimentos, atención médica y otras necesidades críticas. "Las personas que usaron el subsidio llegaron al 35% cuando comenzamos, pero hoy es del 5% al 6%; el consumo ahora es mucho más alto, y por eso el subsidio es mucho menor", dice Jumaev, y agrega que la recaudación de pagos es del 100%.
"Esta es una de las áreas donde los 15 años de operación de la compañía ha mejorado significativamente la economía, permitiendo que tanto las empresas como la población disfruten de acceso a la electricidad aumentando su disposición a pagar y ahora, habitualmente, no tenemos un sólo problema en impagos", afirma.
Desde 2014, se han instalado medidores inteligentes para permitir a la compañía monitorizar el uso y regular el suministro para que coincida con la demanda. También disponen de un sistema de corte de suministro en áreas determinadas ante enganches ilegales o clientes morosos. El sistema de cobro, además, está preparado para aceptar pagos a través del teléfono móvil.
Impacto social
Pamir se expandió al norte de Afganistán en 2008 y actualmente da servicio a alrededor del 4% de la provincia, pero la ambición de la compañía es electrificar el 50% de la región.
En Afganistán, la compañía tiene un acuerdo de adquisición de energía con las empresas estatales; pone la infraestructura, la electrifica y luego la devuelve. Aproximadamente cinco millones de personas viven en esta área y tiene una de las tasas educativas más bajas del mundo, pero el acceso a los recursos energéticos podría provocar un cambio en esta situación.
"Donde nos hemos electrificado en Afganistán no hay talibanes porque se ha demostrado que, si se lleva el desarrollo económico y social a esas áreas, la gente tendrá tolerancia cero con los talibanes", dice Jumaev. Los talibanes, agregó, operan enviando a una o dos personas a regiones remotas para tratar de reclutar a la población local.
"Pasé la noche en una comunidad muy conservadora de Afganistán que sabía que traíamos electricidad desde Tayikistán a las áreas vecinas. Un hombre me dijo: "estás haciendo un buen trabajo, pero eres muy lento", explica Jumaev. "Le conté el ciclo del proyecto y los problemas con la seguridad y él no me lo aceptó", continúa. "Dijo: si traes electricidad traerás seguridad.
"Debido a esto, estamos entrando en áreas muy desafiantes donde no hay infraestructura porque creemos que una vez que traes electricidad, la cantidad de pequeñas y medianas empresas aumenta. Además, los niños no pasan cuatro o cinco horas recogiendo leña, sino en la escuela y estudiando más en casa ya que tienen luz por la noche".
Expansión futura en regiones remotas
La compañía ya está demostrando sus capacidades en el norte de Pakistán y espera comenzar a trabajar pronto en la región. En 2027, Pamir Energy debe devolver la infraestructura energética de Tayikistán Oriental al gobierno, pero espera que este contrato se extienda aún más tiempo. Si bien el gobierno ha estado trabajando en la comercialización del sector energético, entre los próximos diez y 12 años planea privatizarlo por completo. Jumaev afirma que, si funciona, "vamos a ser parte de esto".
En cuanto al fondo de premios Ashden Awards de 20.000 dólares logrado recientemente, Jumaev ha declarado que se destinará a hacer lo que Pamir Energy ha demostrado hacer mejor: "Construir una mini planta hidroeléctrica más en medio de la nada".
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